16.08.18

¿Qué hace feliz a un niño?

DÍA DEL NIÑO: UN DÍA PARA JUGAR

19 de agosto - Día del niño y la niña

 


Muchas veces cuando nos preguntamos qué hace a un niño feliz encontramos la respuesta en el “juego”. No resulta ilógico cuando lo pensamos como algo propio del mundo de los niños, una instancia que les permite descubrir su vocación, su motivación, conectarse con sus intereses y construir mundos posibles.

El juego es una actividad vital de los seres humanos, desde un bebe que se chupa la mano o un grupo de niños que juegan juntos. El juego está íntimamente ligado a las posibilidades de desarrollo, es universal y es uno de los principales motores del desarrollo integral.  A través de la recreación y el esparcimiento se potencia el aprendizaje, la experimentación y la adaptación emocional. Jugar es además placentero y divertido, y  es un fin en sí mismo.

Cuando un niño no explora, no juega, no se divierte, sus oportunidades disminuyen. Habitualmente la posibilidad de juego no es uno de los principales indicadores que se evalúan en la situación de la niñez. Sin embargo en nuestro país muchos datos alarmantes se acumulan sobre este punto. En Argentina el 40% de los niños y niñas no tienen libros infantiles[1] ni les cuentan cuentos; el 17% no festejó su último cumpleaños, y más del 60% no realiza actividades recreativas fuera de horario escolar.

Los adultos cumplimos un rol clave en el acceso al derecho a jugar, a la recreación o al esparcimiento. El juego es un gran espacio de acercamiento y relacionamiento con los niños y adolescentes. La actividad lúdica estimula la creatividad, la aceptación de normas y limites, la socialización, el trabajo en equipo.  Los adultos tenemos la obligación de habilitar el espacio de juego, de acompañar el deseo de jugar de los niños y adolescentes.

Como la alimentación, la salud, la educación o la protección el juego es imprescindible para el desarrollo. No jugar trae consecuencias negativas y aumenta la desigualdad entre los niños. 

Jugar es vital para el desarrollo integral de cada uno. Cuando el juego es acompañado  por las familias, se fortalecen además los vínculos y posibilidades de resolver conflictos al interior de las mismas. Por eso, es fundamental que como adultos podamos garantizar el espacio y el tiempo para jugar, con amigos y en familia.

Por eso, este Día del Niño celebremos con tiempo para jugar; compartir actividades, disfrutar el aire libre, inventar canciones o representar historias. El juego nos da la oportunidad de construir recuerdos felices para toda la vida.

 

 


[1](In)equidades en el ejercicio de los derechos de niños y niñas. Derechos humanos y sociales en el período 2010-2017.