ALDEAS INFANTILES SOS – 12.08.24

La urgencia de pensar (y actuar) con la juventud

El enorme desafío de pensar en presente para proyectar a futuro. ¿Cómo formular políticas públicas destinadas a este grupo etario? Desafíos y oportunidades ante contextos cambiantes.

Por Lic. Alejandra Perinetti, Directora Nacional de Aldeas Infantiles SOS 

Con el fin de visibilizar la necesidad de construir acciones y mecanismos que hagan foco en la juventud, en 1999 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 12 de agosto como el Día Internacional de la Juventud. Desde Aldeas Infantiles SOS creemos que es una gran oportunidad para reflexionar sobre la realidad que atraviesan los y las jóvenes de nuestro país.

En Argentina, según el último Censo Nacional del año 2022, hay más de 8 millones de personas de entre 15 y 30 años, lo cual evidencia la necesidad de contar con un diagnóstico certero y claro sobre las expectativas, frustraciones y oportunidades que tiene este grupo etario. A su vez, la tasa de desempleo de quienes tienen entre 18 y 24 años triplica a la del promedio de la población. Sin embargo, ampliando el grupo etario, estamos en presencia de más de 8 millones de proyectos personales que se deberían enmarcar en uno más comunitario, impulsado y sustentado en valores comunes de la solidaridad, la empatía ante las injusticias sociales, el cuidado ambiental, el respeto por los derechos humanos y la paz de los pueblos.

Se plantea la urgencia de contar con un Plan Integral de la Juventud que abarque una gran parte de los ejes temáticos que hacen a su vida presente y futura. En primer lugar, hay que impulsar espacios institucionales que fomenten la participación de la juventud, a fin de conocer de parte de los propios protagonistas qué están viendo y viviendo de la sociedad en la que se desarrollan, y cuáles son las alternativas y/o continuidades que propondrían de cara al futuro inmediato. No se puede trabajar sobre lo que no se le da voz y participación, ya que siempre se dificulta la tarea de dirigir acciones a quien no se conoce. Tomando como indispensable la participación comunitaria, se puede avanzar en otros puntos clave para el desarrollo de la edad juvenil y en los cuales se requiere la urgente participación del Estado en pos de la promoción y el cumplimiento de sus derechos.

La gran tasa de desempleo juvenil nos obliga a aunar esfuerzos para conseguir una estabilidad económica que propicie las condiciones necesarias para acceder al primer empleo. Son escasas las herramientas que brinda nuestro sistema educativo obligatorio para la inserción laboral, se ausentan capacitaciones y programas en este sentido, y no se desarrollan campañas oficiales de incentivo para que los empleadores tomen personal que recien egresa de la escuela secundaria.

Si de egresados hablamos, se debe hacer el foco en otro grupo muchas veces invisibilizado por la sociedad. Argentina es pionera en cuanto a la legislación del Programa Nacional de acompañamiento para el egreso de jóvenes sin cuidados parentales (PAE), una herramienta que permite un acompañamiento personal y económico a Adolescentes y jóvenes de entre 13 y 21 años que viven en dispositivos de cuidado formal convivenciales o con una familia cuidadora. Hay que dotar de mayores instrumentos institucionales y económicos a este novedoso programa para la región, ya que en este último año se están registrando serios atrasos en los depósitos de los pagos. El Estado debe asumir la responsabilidad de acompañar a los y las jóvenes egresados de los dispositivos de cuidado alternativo, solo así se puede comenzar a pensar una parte de las herramientas indispensables en la lucha por la reducción de esta marcada y clara desigualdad social.

¿Qué política de acceso a la vivienda se destina a la juventud? No hay ningún programa económico que contemple esta variable, ni se encuentra en la agenda pública. Si bien es un problema que atañe a las grandes ciudades del mundo, debemos plantear la necesidad de ir hacia un Plan Integral de la Juventud que contemple el derecho a la vivienda.

No se pueden omitir las graves falencias que presenta el sistema de salud de cara a la atención juvenil. El Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia no puede estar supeditado a la arbitrariedad del gobierno de turno, sino que se tiene que consensuar como política de estado. Debemos ir hacia programas de acompañamiento a las maternidades y paternidades jóvenes, que permitan el desarrollo de espacios de primera infancia que garanticen el cuidado del niño o niña, y favorezcan el desarrollo de las madres y padres.

Por su parte, según el informe de la consultora Moiguer “Joven argentino: desarmando mitos” dos de cada tres chicos de entre 15 y 25 años sufrieron algún tipo de problema relacionado con su salud mental durante el 2023. Cualquier acción que tienda a fortalecer el sistema de salud, debe contemplar espacios y especialistas que brinden asistencia de salud mental destinada a este grupo etario. Este no es un tema que deba ser atendido en el futuro, sino que la urgencia que reflejan las estadísticas demuestra que no basta con haber visibilizado el concepto, sino que se requiere pasar de la teoría a la acción. Por ejemplo, en los últimos años hemos asistido a una creciente adicción patológica a los juegos electrónicos o de azar, de la cual se desconocen medidas efectivas que reviertan tal situación. Si no se atiende la ludopatía, se desconoce cuál terminará siendo el impacto final de estas escenas, pero se puede afirmar que no será positivo.

Nada de lo aquí expuesto puede ser considerado ágil y sencillo de alcanzar. Como organización de la sociedad civil, desde Aldeas Infantiles SOS ponemos a disposición nuestra capacidad de generar puentes de diálogo y consensos, dado que sería un error considerar la emergencia de un Plan Integral si no se logran acuerdos entre los diferentes sectores partidarios y sociales de nuestro país. Para concretar una política de estado transversal en el tiempo, ofrecemos nuestra experiencia de trabajo directo en materia de empleabilidad, de casas de pre egreso y de programas destinados a la autonomía progresiva.

A disposición para construir un futuro más justo e inclusivo.