ALDEAS INFANTILES SOS
– 15.07.24
Día Internacional de las Habilidades de la Juventud
¿Por qué hacer foco en las habilidades de la juventud? ¿Qué implica pensar estratégicamente en este grupo etario? Respuestas ante la necesidad de, primero, escuchar para luego actuar. Editorial de Alejandra Perinetti, Directora Nacional de Aldeas Infantiles SOS Argentina.
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En el año 2014, la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) estableció al 15 de julio como el Día Mundial de las Habilidades de la Juventud, con el fin de revalorizar la importancia de dotar y equiparar a los y las jóvenes con habilidades para afrontar la vida laboral, personal, profesional y en comunidad que les toca y tocará desarrollar.
Capacidad y disposición para algo. Esta es la definición que ofrece la Real Academia Española sobre la palabra “habilidad” y que nos ayuda a dar un marco general al análisis que nos proponemos respecto a la situación que atraviesa la juventud en Argentina y la posibilidad de repensar las causas que nos llevaron a ella, y las alternativas que nos podrían generar otro horizonte.
En segundo lugar, podemos indagar en la realidad actual tomando en cuenta la publicación “Raíces de la crisis: los jóvenes, los más castigados por la falta de empleo”, cuya autoría de CIPPEC demuestra que la tasa de desempleo es aproximadamente tres veces mayor entre los y las jóvenes de 18 a 24 años, en comparación al promedio de la población. Para ser claros en el diagnóstico socio económico de nuestro país, tenemos dos certezas: los niños y niñas son el grupo etario más pobre del país; los y las jóvenes quienes más sufren el desempleo.
Aunque sería un error cerrar todos los esfuerzos analíticos en la empleabilidad de la juventud, podemos preguntarnos cómo estimular y desarrollar las habilidades y oportunidades para que se inserten en el dinámico, desafiante y cambiante mercado laboral del siglo XXI. No se pueden construir políticas públicas sin saber cuáles son las inquietudes de los jóvenes, qué desafíos y herramientas laborales les gustaría potenciar, cuáles son los empleos que creen obsoletos y sobre qué espacios podrían innovar, entre otras cuestiones. Cualquier plan de trabajo nacional serio debe romper la obsoleta y errónea frase popular “los jóvenes son el futuro”. A la juventud hay que considerarla como una realidad actual si se la quiere proteger y potenciar, no se la puede condenar a la postergación porque en el “mientras” sufre las consecuencias laborales, económicas, habitacionales y alimentarias, que, a su vez, desembocan en serios efectos sobre la salud mental.
No se puede trabajar en las habilidades de la juventud si no se transversaliza la salud mental, tema que ganó mucho espacio en la agenda pública pero que aún carece de acciones públicas que trabajen sobre ella. Según un trabajo realizado por UNICEF y Gallup, en el primer semestre de 2021, 1 de cada 5 jóvenes de entre 15 y 24 años se sintió deprimido o tuvo poco interés en realizar alguna actividad. Por lo que, potenciar habilidades o exigir inserción laboral sin previamente haber trabajado sobre este punto representa una grave falta moral y ética por parte de quienes tienen la responsabilidad de desarrollar programas de políticas públicas destinados a este grupo etario.
En concordancia con el espíritu de considerar a las juventudes como parte de un todo mucho más amplio, y no como figuras aisladas atomizadas, debemos cuestionarnos cómo fomentar sus habilidades con la comunidad y los derechos y responsabilidades que ello implica. Resulta imperioso impulsar capacidades que formen a ciudadanos responsables y comprometidos con la paz social, y dispuestos a participar activamente de la construcción de un futuro más equitativo y sostenible, no solo para ellos y ellas, sino para las futuras generaciones.
La juventud es heterogénea y activa, y así se la debe hacer protagonista de las acciones que se direccionen a fomentar sus habilidades para la vida en comunidad. Si bien las metas finales coinciden en el espíritu de construcción de vidas más felices y justas para todos y todas, los caminos y las herramientas empleadas deben discriminar positivamente las particularidades de cada grupo específico, con el fin de contar con el mayor grado de especificidad posible. Para ello, resulta indispensable no tomar a la juventud como un objeto social, sino como un sujeto activo y consciente de los derechos que le corresponden. Sin la generación de espacios que permitan alzar su voz, la estimulación de sus habilidades caerá en el mero trámite burocrático.
Conscientes de las diferencias de escalas entre la aplicación de programas gubernamentales y los propios que desarrollamos desde Aldeas Infantiles SOS Argentina, podemos compartir nuestra experiencia para todos aquellos que busquen o deseen replicar iniciativas similares. En el marco de nuestros programas de acompañamiento a los procesos de autonomía progresiva y del programa de empleabilidad, trabajamos a diario con adolescentes y jóvenes que potencien habilidades para emprendedores, en estrategias para el currículum vitae, en herramientas para preparar entrevistas laborales, en educación financiera, en el desarrollo de habilidades blandas y en la generación de instancias de formación y prácticas en alianzas con programas locales y empresas, entre otras tantas actividades.
Pensar en la juventud no debe ser un proyecto a futuro, sino que se tiene que convertir en una tarea urgente. ¿Cómo? Poniendo a los protagonistas en el centro de la escena. ¿Por qué? Porque es su derecho.
Alejandra Perinetti
Directora Nacional
Aldeas Infantiles SOS Argentina