Entrevista a Martiniano Molina

Estás muy ligado a las acciones solidarias, siempre estás colaborando con alguna ONG, ¿cómo nació esa vocación por ayudar al otro?
Hace ya unos cuantos años que ayudo en fundaciones, ONGs, con escuelas. Puntualmente hace unos nueve años que trabajo en una escuela de pedagogía Waldorf aquí en Quilmes, que es un proyecto que tiene que ver con generar una nueva enseñanza y está en relación siempre con la idea de dar una mano. Yo he tenido una formación ya desde mi familia, por el lado de mi madre, una persona dedicada a la medicina homeopática, una persona muy correcta, y por el lado de mi viejo que siempre estuvo involucrado con la política, hizo muchas cosas desde su cargo en Quilmes, durante su gestión se crearon los Tribunales, la Universidad y el polideportivo municipal.

En los últimos años estás muy involucrado con la cultura del desarrollo sustentable, con los productos orgánicos, con una alimentación más sana. ¿Cómo surgieron estos nuevos intereses? 

Creo que va todo de la mano, cuando uno empieza a tomar conciencia lo hace con todo, también en torno a nuestra alimentación. De alguna manera esa conciencia puede nacer en alguna mirada alternativa a lo convencional, por ejemplo se puede tomar a la medicina homeopática o la antroposofía (obras y enseñanzas del filósofo Rudolf Steiner) como una mirada distinta con respecto a cómo hacer un terapia o una curación convencional, lo mismo con la educación Waldorf con respecto a la educación oficial. Yo no digo que sea mejor ni peor, simplemente que es algo diferente. Trato de involucrarme en todo lo que hago, y con respecto a los alimentos tomar conciencia de dónde vienen, su producción, su origen. Para mí es importante volver a las fuentes, hacer un revisionismo, estudiar y ver qué comían nuestros antepasados, los indígenas, descubrir por qué comían cereales y no carne. Tomar conciencia y darse cuenta que un guiso puede ser un gran plato. 

¿Cómo fue la experiencia de visitar la Aldea Infantil de Luján el año pasado?

Agradezco la propuesta porque fue súper interesante, me encantó la idea de crear una huerta para hacer algo que tiene que ver con la tierra. Creo que el trabajo en la tierra es algo que tenemos que volver a hacer con todos los niños, no solo los niños que están en Aldeas, sino que se debería hacer en todas las escuelas. Me gustó mucho esta forma de trabajar que tienen, que es lo más cercano a una familia, una familia normal en donde la madre es la que va llevando la responsabilidad de la crianza. Y es un lugar donde los niños de diferentes edades pueden ver también un cambio a través de una nueva forma de alimentarse, yo creo que a través de la alimentación también hay una posibilidad de curarse. Por eso me pareció muy importante el hacer una huerta, porque no era solo dar una clase de cocina sino verlo también como un trabajo terapéutico con la tierra.

¿Qué consejo le podés dejar a los niños y jóvenes de Aldeas Infantiles?

Yo no doy consejos, trato de mostrar más que con palabras con acciones, vivo de una manera muy humilde en una cabaña que hice yo aquí en Quilmes, que es algo que me representa. Trato de hacer lo mejor que puedo mi trabajo. Más que consejo, lo  que puedo decir es que a mí me fue bien de esta manera, primero siendo sincero conmigo.

Estamos lanzando una nueva campaña que se llama “Momentos de familia”, contanos cuál es el momento que más disfrutás de la vida en familia

Todos en general, tengo mi casa aquí en Quilmes y cuando viene mi hija disfrutamos mucho de la charla y también de la actividad afuera, tenemos un jardín grande, una huerta, ella tiene unas telas para hacer acrobacia. También viajamos, nos vamos de vacaciones en carpa, disfrutamos mucho de la naturaleza. La pasamos muy bien.