12.09.17

Manuel y Cristian: compromiso, dedicación y esfuerzo

Manuel y Cristian crecieron juntos en Aldeas Infantiles SOS Mar del Plata. Estudiaron, se formaron y han tenido algunas experiencias laborales. El año pasado lograron el sueño de tener una casa propia.

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Manuel y Cristian vivieron gran parte de su vida en Aldeas Infantiles SOS Mar del Plata. Cuando llegaron, en el 2004, Manu tenía once años y Cris nueve. Pasaron muchos años allí, creciendo, formándose y estudiando.

Manu es un amante de los deportes. Le apasiona el futbol, y juega en torneos interbarriales. Pero en el último tiempo comenzó a interesarse también por el tenis. Se compró una raqueta, empezó a entrenar y ya ha comenzado a jugar partidos.

Una vez que terminó el colegio, Manu empezó a trabajar. Al inicio en tareas de mantenimiento para conocidos y ayudando en reparaciones de la aldea. Esta actitud le valió varias recomendaciones, y pronto consiguió un empleo formal como encargado de manteniendo para la administración de una cadena de edificios. Cuando cobró su primer sueldo, Manu organizó una gran cena en donde invitó a varias personas que fueron significativas en su vida. Quería compartir con todos ellos este momento tan importante en su proceso de autonomía. Este proceso siguió en el 2015, cuando Manuel dejó la aldea para irse a vivir con José, su hermano mayor, dentro del programa de vivienda asistida.

Cristian es muy querido en la aldea, siempre tuvo una gran relación con su cuidadora y sus hermanos SOS. Todos destacan en él su compañerismo: "es el amigo más fiel que se pueda tener", dicen.

Desde joven ha tenido diversas experiencias laborales. A los 19 tuvo sus primeras experiencias en la construcción, realizando trabajos de pintura y electricidad, y como vendedor. Empezó a estudiar para formarse profesionalmente, y así realizó cursos de plomero, gasista y de cerrajería. Y también probó suerte con una de sus pasiones: la cocina. A Cris le encanta cocinar, y su especialidad son las pizzas. En algún momento intentó vender sus propios productos, y si bien su emprendimiento no prosperó, fue una gran experiencia para él.

Hasta que en el 2016 surgió una posibilidad única: comprar una casa. Manuel y Cristian habían recibido apoyo de donantes internacionales. Contaban con una suma importante, y pidiendo un crédito podrían completar el monto necesario. José, el mayor, disponía de un trabajo en blanco que le permitía solicitar el crédito. Y eso hicieron. Luego de un largo proceso de negociación, compraron la casa, y desde fin del año pasado, Cris y Manu viven en una casa propia, junto a su hermano mayor.

Esto implicó un gran paso en la vida de ambos, un proyecto en común, a largo plazo. Contar con una casa propia, la seguridad de tener un techo, es algo invalorable, algo que ninguno de los hermanos había conocido nunca.

Siguen visitando la aldea. Cada tanto pasan a saludar a sus cuidadoras, a sus hermanos SOS, y a todas esas personas que los acompañaron tanto tiempo y los ayudaron a hacer posible este presente.