02.01.17

Nueve veranos con Santi

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No importa que el sol en Oberá queme la tierra o que el aire caliente se pegue a la piel, Santi viviría en verano toda su vida. Él está con sus amigos en el arenero, ubicado en el centro de la Aldea. Se pasan el día al aire libre, jugando o yendo al arroyo. No hay calor que pueda aburrirlos.

Santi llegó a la Aldea a principios de 2009, cuando sólo tenía dos años. Lo acompañaban sus cinco hermanos Mónica, Alejandro, Ulises, Carina  y Axel. Desde el principio llamó la atención por su simpatía. Siempre alegre, con su enorme sonrisa contagiaba a todo el mundo.

El pequeño no soltaba los autitos. Podía pasar horas simulando competencias o transportando cosas en sus camiones. Sólo paraba cuando sus hermanitos llegaban de la escuela: ese era el momento en el que se reunían y todos juntos tomaban la leche y veían los dibujos animados. El tiempo pasó, ellos crecieron y los momentos que comparten son otros, pero siguen siendo inseparables.

Amante de la naturaleza, en 2013 Santi adoptó una mascota muy curiosa. Mientras tomaba una clase de apoyo escolar, su maestra se asustó al ver cerca una lagartija. Santi salió al rescate, la tomó, la colocó en su bolsillo, y con su enorme sonrisa preguntó a la maestra si podía llevársela.  Al llegar a su casa construyó una pequeña casita de cartón a la que agregó tierra y pasto para que la lagartija se sintiera cómoda.

Santiago ahora tiene nueve años. Es un niño muy activo, le encanta la pileta y nadar, también jugar al futbol. Aunque está de vacaciones y disfruta muchísimo su tiempo libre de verano, ya está pensando en sumarse al entrenamiento de fútbol en un club local, un espacio donde se fomenta el comportamiento leal, respetuoso y sincero en el deporte. Allí van algunos de sus compañeros de colegio, y se organizan torneos. Su sueño es empezar a participar en ellos, y, quién sabe, quizás algún día sea un jugador profesional.