Niños compartiendo torta
28.09.09

Juntos por una sonrisa

El 22 de Agosto se festejó el Día del Niño en el Instituto Privado SOS “Hermann Gmeiner” de la ciudad de Oberá. La comunidad Educativa participó del evento realizado en las instalaciones deportivas del Colegio, brindando a los niños y niñas diferentes actividades recreativas.

El Programa Centro Educativo Oberá, en sus niveles Jardín de Infantes y Primaria, cuenta con una matrícula superior a 500 alumnos que celebran año a año el Día del Niño. El festejo es organizado por docentes y un grupo de padres que colaboran para que nuestros niños y niñas disfruten viéndolos actuar, cantando y jugando con mucha alegría.

La fiesta comenzó con canciones infantiles animadas por las profesoras de música y los alegres payasos: “Pepito y Pepona”, docentes del Colegio. Con sus piruetas hicieron reír a todo el público aunque, a pesar de su caracterizada vestimenta, no lograron confundir a los niños y las niñas “..¡Mira el profe Andrés!” “..¡Y la Sra. Noemí!” decían convencidos.

Continuamos con la dramatización del cuento “Caperucita Roja” por padres y docentes del Jardín de Infantes,  logrando captar la atención a  tal medida que cuando aparece “El Lobo” todos gritaban  desaforados: “¡El Lobo…! ¡Ahí! ¡Ahí!” levantándose y señalando para advertir a la inocente Caperucita.

Acercándonos al final los padres y docente de Primaria representaron “Alicia y sus juguetes”, luciéndose con trajes de diferentes  colores y bailes de ritmos variados.

Cerrando el cuadro de espectáculos estudiantes de la Facultad de Artes de la UNaM (Universidad Nacional de Misiones) presentaron una obra de títeres dejando un importante mensaje cargado de valores.

Como jugando se aprende, los niños y niñas emprendieron “la búsqueda del tesoro perdido” guiados por los profesores de Educación Física quienes también aportaron su granito de arena para que este especial evento se concrete.

Para finalizar, cada niño y niña recibió una bolsita con golosinas y compartió una torta y gaseosas con sus amigos del salón.

La fiesta terminó, pero la emoción y la alegría perduran en los rostros de los pequeños cada vez que los adultos hacemos valer sus derechos.