VOCES DE ALDEAS – 15.04.25

Un camino de afecto, aprendizajes y compromiso 

María Silvia Cardozo de la Filial Oberá, cumple 19 años en Aldeas Infantiles SOS y nos cuenta cómo fueron estas casi dos décadas de trabajo, amor y dedicación.  

Hace 19 años, María Silvia Cardozo tomaba una decisión que marcaría un antes y un después en su vida: dejar su trabajo en Corrientes para mudarse a Oberá y comenzar allí una nueva etapa. En medio de esa transición, encontró en el diario local una oportunidad laboral en Aldeas Infantiles SOS. “Mandé mi CV sin dudarlo”, recuerda. Poco después, tras atravesar el proceso de selección, ya estaba comenzando una historia que hoy sigue escribiendo con pasión y compromiso. 

“Entré en el 2006 y desde entonces cada día me siento agradecida. Este trabajo lo amo”, dice María Silvia, quien se desempeña como administrativa en la Filial Oberá. Su día a día está lleno de tareas: apoya en la gestión financiera, en recursos humanos, acompaña a las cuidadoras en asuntos administrativos y colabora en todo lo necesario para que la filial funcione correctamente. “Es un trabajo muy dinámico”, resume. 

Más allá de las responsabilidades, lo que más valora de su rol es el vínculo humano. “Disfruto mucho del trabajo en equipo, del compañerismo y de la buena onda que hay. En Aldeas todos los días se aprende algo nuevo. Y cuando hablo del equipo, hablo de todos: la directora, las cuidadoras, el equipo técnico, los niños, niñas, adolescentes y jóvenes”. 

A lo largo de estos años, vivió innumerables experiencias, pero hay una que guarda con especial cariño: el cumpleaños de Luli, un niño que en ese momento vivía en la Aldea y que hoy se encuentra con su familia adoptiva. “Él quería que le festejáramos el cumple en la oficina y que luego lo lleváramos en la Mercedes (combi en la que se movilizan) al club para verlo entrenar.  Así que decoramos todo con globos y carteles, compramos una torta y nos reunimos a celebrar con él. Estaba tan feliz… Después con todos los que entraban en la camioneta -trabajadora social, la acompañante de jóvenes, la asesora familiar- lo acompañamos al club. Fue muy lindo poder cumplir su deseo y no me olvido más de la alegría que tenía”. 

Cuando se le pregunta qué la motiva a seguir eligiendo este camino, María Silvia no duda: “El impacto de nuestro trabajo. Saber que todos trabajamos por un mismo objetivo: que cada niño, niña y adolescente crezca en familia, con alguien que lo cuide y lo proteja. Eso es lo que me moviliza”. 

Nos cuenta que puede resumir su recorrido en tres palabras: compromiso -porque es lo que se necesita para alcanzar una infancia feliz para cada niño y niña-, responsabilidad -por lo que implica cuidar y acompañar a otros- y orgullo -por todo lo que la organización logró, y por ser parte-. 

María Silvia celebra este nuevo aniversario con el orgullo de haber construido un camino lleno de afecto, aprendizajes y compromiso. Y con una sonrisa que habla por sí sola, cierra: “Siento que, en estos 19 años, crecimos juntos”.