VOCES DE ALDEAS
– 12.12.24
Empatía, amor y sueños: el camino de Carola en Aldeas Infantiles SOS
Entre risas, amor, juego y emociones compartidas pasan las jornadas de Carola Córdoba, una de las cuidadoras de la filial Mar del Plata, quien nos cuenta más de su día a día y todo lo que aprendió en su labor.
Cuando Carola Córdoba llegó a la Filial de Mar del Plata hace casi dos años, no sabía que su vida cambiaría por completo. “Cuando llegué venía con mi valija de experiencias y Aldeas me hizo reversionarla desde el primer día y desde entonces sigue llenándose con nuevas cosas”, nos comenta.
Carola, o simplemente “Tía Carola” para los chicos y chicas, es cuidadora de fin de semana y su trabajo va mucho más allá de atender las necesidades diarias de quienes viven en las casas de Cuidado Alternativo. En cada jornada, se entrega con empatía, amor y compromiso, guiando a niños y adolescentes que han atravesado realidades complejas.
“Esta labor me hizo entender y conectar de otra manera con ellos y sus historias. Por eso, es muy gratificante cuando ves que juegan y pueden disfrutar de ser chicos plenamente cuando en otro momento no podían hacerlo”, comparte.
El recorrido de Carola hacia Aldeas Infantiles SOS estuvo marcado por su vocación de servicio. Durante años, colaboró con la congregación Salesiana, y más tarde, decidió estudiar Acompañamiento Terapéutico, motivada por su hijo. Esa formación le dio las herramientas necesarias para fortalecer su perfil personal y profesional.
Entre sus recuerdos más entrañables, destaca los momentos en que comparte charlas con los/as adolescentes. “Hay días en que se arma un lindo ambiente, hablamos de todo un poco y a veces terminamos llorando o cantando bien arriba. Son momentos únicos”, dice con una sonrisa.
También recuerda con mucha emoción el cumpleaños sorpresa de Brisa: “Para las 12.00, pusimos música, cantamos, festejamos y le hicimos soplar la velita. No se lo esperaba y fue muy emocionante para todos”, recuerda.
Para definir su labor Carola eligió 3 palabras. “Empatía porque ser cuidadora nos invita ponernos en su lugar, tender una mano y aprender junto a los niños y adolescentes. Amor porque ellos y ellas vienen con historias en donde no hubo tiempo para el amor por eso es importante revertir eso. Es hermoso compartir un abrazo, darles aliento cuando algo no sale como querían, felicitarlos por chico que sea lo que alcanzaron porque en lo simple hay algo inmenso siempre”. Y para cerrar agrega: “Y soñar, porque es fundamental que todos podamos creer en nuestros sueños y desde nuestro lugar, acompañamos a los chicos y chicas para que nunca dejen de luchar por ellos.”
La dedicación de Carola y el cariño que contagia son una muestra del incansable trabajo que llevan adelante nuestras cuidadoras quienes cada día siembran esperanza, construyen vínculos y ayudan a transformar vidas.