Este 25 de abril se conmemora el Día internacional contra el Maltrato hacia los Niños, niñas y adolescentes. En el contexto de aislamiento social preventivo obligatorio reafirmar que vivir sin violencia es posible y que los malos tratos contra niños son inaceptables es más necesario que nunca.
El nuevo cotidiano que atraviesan las familias implica combinar la convivencia familiar extensa, las obligaciones laborales, las tareas escolares, la incertidumbre general y la crisis económica. Las tensiones que todo esto despierta son habituales y se trata entonces de buscar soluciones creativas a los conflictos y lograr encontrar lo gratificante de los vínculos. Los desafíos para la crianza, el cuidado y el desarrollo integral de los niños y adolescentes están a la orden del día y es evidente que cuidarnos como adultos y en los vínculos es lo único que nos preservará.
El maltrato tiene consecuencias severas en los niños, en su formación, en el modo de relacionarse con el mundo, con los otros y consigo mismos. Intentar educar con malos tratos lo único que enseña es a construir vínculos violentos, a resolver con violencia problemas, dificultades o desafíos cotidianos. El maltrato de hoy, además de perjudicar a los niños, incide directamente en la sociedad que construimos y en el futuro que queremos.
En nuestro país los datos del último relevamiento del Fondo para la Infancia de Naciones Unidas, nos indican que apenas 3 de cada 10 hogares ofrecen entornos libres de violencias. A pesar de ser el maltrato hacia niños un delito tipificado en nuestro código penal, las agresiones verbales y los castigos físicos son situaciones habituales para millones de niños en nuestro país. La violencia produce sufrimiento y altos niveles de estrés en los niños que la padecen al generar un estado de alerta constante para resguardar su integridad o incluso su vida. La violencia altera el desarrollo integral por el estado de tensión generalizado que produce y además, está comprobado científicamente que la violencia queda fijada en la memoria de quienes la padecen o padecieron y no el motivo que la provoco. Es habitual escuchar frases como “a mí me pegaban y salí bien”, sin embargo, estas frases solo exponen el impacto y la huella de la violencia en su interferencia con el desarrollo emocional y cognitivo.
A pesar de encontrarnos atravesando un contexto complejo, evitar los malos tratos siempre es posible. Diversos estudios científicos muestran que tanto el mal trato como el buen trato son aprendizajes, no aspectos innatos de nuestra personalidad. La violencia siempre es aprendida y puede evitarse promoviendo una cultura de buen trato y respeto a los derechos humanos y a la dignidad.
La situación que vivimos en la actualidad aumenta las tensiones, por eso desde Aldeas Infantiles SOS desarrollamos paquetes gratuitos de recursos y actividades para promover la afectividad, el buen trato y la crianza respetuosa. En este contexto construir y sostener entornos seguros y protectores que prevengan la aparición de cualquier forma de violencia es vital y todos los adultos somos capaces de hacer algo para lograrlo.