Débora, nuestra mamá cocinera, fue la encargada de preparar la masa, mientras les iba explicando a los niños cómo hacerlo. Una vez lista, le dio un pedacito de masa a cada niño y niña para que ellos armen una torta frita.
Luego, las mamás comunitarias las cocinaron. Los niños que asisten al espacio de cuidado diario durante la mañana se la llevaron a la salida y los niños del turno de la tarde la comieron en la merienda, acompañando la leche. ¡Salieron riquísimas!