El 19 de noviembre es el Día Internacional de la Lucha Contra el abuso sexual hacia las Infancias. Es un día que marca la Sociedad en su conjunto para poder visibilizar una realidad que no distingue país, cultura o condición social, que sus consecuencias son devastadoras para la vida de quienes los padecen, y en su mayoría, con la complicidad y el silencio de otros. En este día queremos concientizar a las familias y a la sociedad en la importancia de visibilizar y no acallar las voces de quienes lo padecen, queremos comprometer al Estado, como garantes de derechos, en generar las condiciones para terminar con una problemática que arranca a las/os Niñas/os de su Infancia.
El abuso sexual es una forma de violencia estipulada en el Código Civil y Comercial de la Nación y, además, es un delito sancionado por el Código Penal de la Nación y tipificado como instancia pública, es decir, que no requiere de la aprobación de Adulto responsable para la investigación del mismo.
La pandemia empeoró las estadísticas de abuso sexual contra niños/as. En la Argentina, según datos del Ministerio de Justicia, en el 2020 aumentaron un 20% los llamados por violencias intrafamiliares y/o sexuales; la violencia familiar aumentó un 28% y los abusos sexuales un 13%. En el 2021 se sostuvo este aumento. De acuerdo con los datos, el 47 % de los casos de abuso sexual se produce cuando las víctimas tienen entre 6 y 12 años, y los abusos ocurren en un 80 % dentro de las familias. La gravedad y las consecuencias de los hechos requieren de una mirada consciente y atenta que entienda e interpele al abuso contra niños como una problemática social y que inste a trabajar fuertemente en la denuncia y la prevención.
Hablar de abuso sexual contra las niñas, niños y adolescentes implica visibilizar una forma de abuso de poder que se instala en una relación familiar, de necesaria dependencia emocional, económica y cultural, en detrimento del desarrollo autónomo e integral de la víctima. El abuso provoca daños severos en la integridad física y emocional de quienes lo sufren e impacta en el desarrollo generando dificultades cognitivas, sociales y emocionales que llegan incluso a atentar contra su propia vida.
Ante la pregunta recurrente de ¿es posible hacer algo para prevenir el abuso? La respuesta contundente es sí. Es posible y mandatorio trabajar en la prevención. Para lograrlo es necesario fortalecer los vínculos familiares y comunitarios; generar espacios y momentos de conversación; conversar sobre la sexualidad desde el disfrute y la afectividad de acuerdo a las creencias de cada familia, y finalmente estar siempre atentos a los cambios de comportamiento de niños y niñas.
También se necesita abordar otra pregunta difícil y es aquella que ocurre cuando de hecho ya sucedió un abuso sexual contra una niña/o, ¿Qué podemos hacer como Adultos? Tanto la teoría como nuestra experiencia de atención directa a niños, niñas, adolescentes y familias, nos permite afirmar que las huellas del maltrato son reversibles si se interviene en el momento adecuado. Lo primero es lograr una escucha atenta y afectiva en donde la niña/o sienta que alguien le cree, escucha y contiene. Esto reafirmará su sentido de justicia y confianza en otros, para luego poder denunciar el hecho y recibir atención especializada, orientación en los pasos a seguir y la contención necesaria a cada niña/o y su familia. Es importante mencionar que existe un programa de atención gratuita que responde llamadas en el 0800-222-1717 y que en nuestro sitio web pueden encontrar más información para actuar: https://www.aldeasinfantiles.org.ar/denuncia
La protección infantil requiere de la acción conjunta de toda la sociedad y esto debe ser la prioridad de intervención por parte del Estado, tanto en la concientización como en la gestión de políticas públicas que den respuestas desde un abordaje integral, que permita la denuncia, respuesta y tratamiento de la problemática.